En ocasiones, el mundo emocional de nuestros
hijos nos deja perplejos. Sus emociones fluctúan deprisa, viven con intensidad la
alegría, el amor, la frustración o la soledad. Un mal día, es el peor. Y un
buen día, es insuperable. Aprender a manejarnos en el mundo de las emociones
implica saber reconocerlas, saber expresarlas y responsabilizarnos de lo que
ocurre cuando somos auténticos. Enseñar a nuestros hijos a saber navegar por
este mundo, favorece la construcción de la inteligencia emocional del adulto
que será, les permite desarrollar la capacidad de entenderse a sí mismos y
entender a los demás, desarrollando su empatía.
Algunos
consejos para conocer las claves de las expresiones emocionales de nuestros
hijos:
1.
Sé auténtico con tus
emociones
Ser
padre o madre, no es fácil. Intentamos
hacerlo lo mejor que podemos, pero en ocasiones no estamos seguros de que
estamos haciendo lo correcto. El mejor
consejo es relajarnos, y mostrarnos tal como somos, eso crea una relación
auténtica con nuestros hijos basada en la sinceridad; así les enseñamos que
mostrarse a veces vulnerable o desconcertado, también es una opción. No tenemos
que saber siempre cómo actuar correctamente.
2.
Refuerza la comunicación
Invítale
a hablar de cómo se siente, con frases del tipo “¿cómo estás?”, “pareces
preocupado”, “¿puedo ayudarte?”. Sin olvidar respetar tanto las emociones que
surjan, como su silencio. Cuando nos abrimos a escuchar y a comprender, es
imprescindible poner en práctica la empatía (ponerse en su lugar), es una gran
oportunidad de navegar en sus sentimientos y apoyarlos, para encontrar las
soluciones más adecuadas.
3.
Muéstrale tu amor
4.
Amplía el vocabulario
emocional
Tenemos
infinidad de palabras para expresar las emociones y sentimientos, pero lo
habitual es que si se nos pidiese hacer una lista de emociones, nombremos sólo
una docena. Ampliar este vocabulario es clave para poder expresar de forma
exacta cómo nos sentimos. La emoción no es buena o mala, simplemente “es”. Los
adultos nos apresuramos a catalogarla, pero es cuando se expresa tal cual, es
cuando podemos satisfacerla. No es lo mismo sentirse frustrado, que estar
triste, o enfadado.
5.
Respeta sus sentimientos
6.
Respeta su derecho a la
verdad
En la
comunicación entre dos adultos utilizamos ciertos códigos, que presuponen un
conocimiento sobre diferentes cuestiones: acontecimientos dolorosos, la muerte
de un ser querido, una enfermedad, quedarse sin trabajo, un divorcio, etc. que
hace que no tengamos que explicarnos demasiado cuando nos comunicamos. Pero cuando nos dirigimos a los niños,
solemos maquillar la verdad u ocultarla. Los niños necesitan saber la verdad,
porque ponerlo en palabras organiza su pensamiento y le da una estructura
lógica a su mundo emocional. Decir la verdad nos permite conectar con nuestras
propias emociones y transmitirlas; la clave en todos los casos es ser capaz de nombrar
la realidad, con palabras sencillas y claras; que lleguen en el momento justo
para responder a su curiosidad.
7.
Evita las etiquetas
8.
No temas a la ira y al llanto
9.
Enséñale a ser responsable de
la expresión de sus emociones
Saber
que existen diferentes maneras de encauzar nuestras emociones
es quizá uno de los mayores aprendizajes a nivel emocional. Comprender la
diferencia entre la emoción y la acción es fundamental. Saber que cuando
sentimos miedo, podemos: enfrentarnos, huir, quedarnos paralizados… hace que
nos demos cuenta que ante cada situación, el camino que elijamos dependerá de
muchos aspectos. Pensar antes de actuar y asumir las consecuencias de las
elecciones que se han tomado, es clave para un hábil navegante emocional.
10. Bríndale
buenos modelos
Por
supuesto, es imprescindible ofrecerle vínculos afectivos estables y
satisfactorios, eso hace que se sientan seguros, confiados y contentos. Así
como disponer de modelos con los que se sienta identificado, esto le ayudará a
mejorar su empatía y su inteligencia emocional. No siempre los personajes
públicos nos ofrecen modelos positivos, así que encuentra en gente de vuestro
entorno características y habilidades emocionales, y ponle ejemplos cotidianos,
habla con ellos sobre estas formas de resolver los conflictos de forma sana y
que le permita ir ampliando su repertorio emocional.
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